domingo, 29 de julio de 2007

Hoy la lluvia no pesa.

Te llamo susurrando y no me escuchas y te llamo gritando para ver si me oyes pero tampoco sirve de nada. Veo tus ojos al despertar, y en el desayuno, y en la comida y, y en la cena, y al irme a dormir, y cuando cierro los ojos, y cuando los abro… Y tú finges que no me ves, que no estoy presente.
O quizás no sea así, eres tú quien no está presente, quien vive ausente.
Y tengo ganas de bailar por las calles y sentir cosas que se mueven por dentro sin tener que preguntarme de donde han salido.
Borrar el pasado y con ello borrar todo lo que no eres tú. Y escribir de nuevo todo; tus besos, tus abrazos, tus caricias, la yema de tus dedos…
Apareces y desapareces como aparece y desaparece la inspiración en los mejores momentos, como aparece y desaparece la luz de un faro que alumbra y deja en tinieblas cada exactamente 3 segundos (aunque muchas veces parece que la luz no va a volver nunca).
Me dices, me decías que no; que ahora no podía ser. Y yo me sentaba en un banco a esperarte incansable, pero me cansé y ahora me levanto y me pongo sobre los dos pies, firme, plantándote cara como no lo he hecho nunca.
Y me gusta pararme a pintarte, a dibujarte, a escribirte a poder captar todo lo que escondes. Y disfruto y también sufro, no puede ser de otra manera. Es una de las consecuencias de darme y de querer tanto y para siempre.
Conmigo todo es más fácil si no pretendes cambiarme, sólo escucharme y tal vez llegar a comprenderme. El problema es que no se hacerme comprender delante de cualquiera.
Soy insegura y por eso a veces me repito, porque aún teniendo las cosas muy claras tengo que auto-convencerme de que las tengo claras.
Y por todo esto me levanto, me voy y digo adiós. O tal vez hola.
Hoy la lluvia no pesa.

sábado, 21 de julio de 2007

Por cierto...

¿Cuándo sacan a la venta las entradas del Wintercase?